La circunscripción: ese pedazo de Cuba donde gobernamos

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Tony Hernández Mena

CAMAGÜEY.- El pasado domingo comenzaría en todos los barrios del país el primer proceso de rendición de cuentas del delegado a sus electores en el XVIII mandato del Poder Popular. Las difíciles condiciones de la economía nacional y sus muy desfavorables impactos en la vida cotidiana obligaron a posponer ese importante espacio para el ejercicio de la participación y el control del pueblo.

Nos golpea con fuerza, y afectaría sin dudas la realización de los encuentros, el déficit en la generación eléctrica y en cuanta actividad depende de los combustibles, en extremo escasos por el sostenido recrudecimiento del bloqueo comercial, económico y financiero del gobierno de Estados Unidos, agravado en los últimos años como nunca antes en sus 63 calendarios de historia.

La contingencia energética (en su actual temporada) no ha paralizado la vida de la nación, pero sí dificulta, y mucho, el día a día. Más allá de los apagones, sufren recortes y bajan calidad, aunque no se quiera, servicios vitales como el abasto de agua, las ofertas alimentarias, la atención de salud y las ambulancias, las dolorosas gestiones funerarias, el transporte. Por falta de petróleo y por la necesidad de ahorrar la poca corriente eléctrica se retrasa la siembra de algunos cultivos, se disminuye la actividad de industrias altas consumidoras, se aplazan actividades de toda índole.

No obstante, nuestra batalla cotidiana por vencer cualquier obstáculo continúa. Las jornadas se tornan más largas, requieren mayor esfuerzo y, sobre todo, compromiso. Y en el centro de esa convocatoria a resistir y a hacer, a no desanimarnos y a aportar, están nuestros delegados de circunscripción.

No habrá asambleas de rendición de cuentas hasta enero, pero ellos no han dejado de hacerla desde que fueron electos. Si bien el funcionamiento del Poder Popular les marca un determinado período para esas reuniones, quienes los elegimos les pedimos constantemente resultados de su labor.

¿Existe, funciona, determina la circunscripción? La respuesta será sí, allí donde se chapean las áreas comunes por mejor “vista” y por menos mosquitos; donde un hogar en dificultades es abrazado por la solidaridad del barrio; donde la soga de una familia y la bocina de otra bastan para el deporte y la diversión los fines de semana (mucho mejor si es en compañía del Inder y Cultura). Será no, donde a la gente le interese solo cuándo le toca el módulo de alimento y/o aseo, donde se reclama la luminaria que falta pero no se apoya la protección de la bodega. ¿De qué depende que haya más lugares de sí? De que no olvidemos que elegimos a una sola persona, mas le dimos una tarea que nada más puede cumplirse con el concurso de muchos, de la comunidad y de las administraciones.

El delegado rinde cuentas de su gestión y no de cuánto resuelven otros. Informa de lo que tramita, de lo que impulsa, de lo que exige; de su asistencia y aportes a la Asamblea Municipal, de su participación en los controles a las producciones y a los servicios de la localidad como parte de las comisiones de trabajo de ese órgano de Gobierno; de su rol dentro del Consejo Popular y como líder del grupo de trabajo comunitario.

Mas, no nos llamemos a engaño, junto a esa lista de deberes cumplidos, sus vecinos quieren escuchar también que van resolviéndose obstrucciones, que se dará uso al solar yermo convertido cíclicamente en basurero, que esa calle muy transitada hacia la escuela no podrá asfaltarse pero sí mejorarse con alternativas que al menos sellen los huecos que luego son charcos y luego lodazales y luego cráteres.

Toca, pues, a las entidades como parte de su actividad cotidiana, y no solo cuando se acerca el proceso, colocar en sus agendas de prioridades los planteamientos de la gente, las respuestas, las visitas, los intercambios.

Los delegados merecen, y necesitan, todo nuestro apoyo. Recordemos que ellos no solo recepcionan y tramitan nuestras quejas, o nos convocan a las soluciones comunitarias, o lideran las transformaciones sociales y espirituales cuando el recurso es la movilización popular. Con nuestro voto los encargamos, también, de aprobar y luego controlar las más importantes decisiones del municipio, y de armonizar las diversas fuerzas para que la unidad siga siendo el mejor método de gobierno.

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