Estoy totalmente de acuerdo con Lazo, la incongruencia en el imaginario del pueblo está dada entre otras cosas, porque en el período especial primero, los delegados tuvieron que entregar tejas, y otros materiales, pero fue un momento coyuntural. El verdadero funcionamiento del delegado es trabajar en la subjetividad de los electores, motivarlos y conducirlos a la solución de los problemas del barrio con los esfuerzos propios, no esperar que traigan de arriba o de afuera. El barrio es dueño del poder y tiene que crear la confianza en lo electores que ellos tienen posibilidades y pueden. Es ahí donde está el poder popular del que habla el presidente Díaz Canel.
Estoy totalmente de acuerdo con Lazo, la incongruencia en el imaginario del pueblo está dada entre otras cosas, porque en el período especial primero, los delegados tuvieron que entregar tejas, y otros materiales, pero fue un momento coyuntural. El verdadero funcionamiento del delegado es trabajar en la subjetividad de los electores, motivarlos y conducirlos a la solución de los problemas del barrio con los esfuerzos propios, no esperar que traigan de arriba o de afuera. El barrio es dueño del poder y tiene que crear la confianza en lo electores que ellos tienen posibilidades y pueden. Es ahí donde está el poder popular del que habla el presidente Díaz Canel.